POESÍA 2



Los Vendajes de la Bestia

Hubo muchos presagios imprevistos.
Mandar ramas de olivo* con espinas
fue sólo uno en tu repertorio.
Me ofreciste un libro
donde todas las respuestas figuraban codificadas en
un extraño dialecto.
Símbolos ondulando como serpientes impacientes por comida.

Si fuera transportado por el viento como una semilla radiante 
aquietarías el aire
y me caería en los matorrales.
Si quisiera agua dulce,
me darías el cáliz amargo.
Si fuera un cervatillo herido me arrebatarías
de la clausura, me arrinconarías contra la fría piedra,
y apreciarías mi miedo.

En todas partes me oriento, estoy buscando la sola mirada del amor;
pero el amor se humilla como un maniquí
cambiando su ropa para complacer al sastre.
Debajo están los vendajes de la bestia.
Debajo está el torniquete de la liberación.
Pero debajo del caparazón está el vacío, tan desafiante
que está vestido de una gala que ni
sastre ni bestia pueden tocar.

Has confundido mi búsqueda por mi alma.
Rastrillando a través de pedazos de sabiduría,
solo has encontrado lo que perdí por ti.
Sostenido como sueños sin raíces
me desvaneceré a tu contacto.

Si pasas el rastrillo en este vacío
sentirás pedazos de mi espíritu.
Me encontrarás como pequeños trozos de espejo roto
apartados pero aún así reunidos en un solo lugar.
Sin dejar de mirar siempre hacia el cielo.
Aún reflejando una imagen de mosaicos.
Sigo siendo el acompañante de mí mismo.


*La traducción aquí es literal. La expresión “To hold out (ofrecer) the olive branch to somebody” significa tender la mano a alguien en son de paz.